Hace poco alguien me preguntó si Dios nos podía hablar a través de nuestros padres; aunque mi respuesta automática fue un “si”, algo en mí sintió un temor a dar una respuesta tan “blanco y negro”. ¿Porqué? Porque cuanto más viajo y más historias escucho, más me doy cuenta de la necesidad que tenemos de escuchar la voz del Espíritu Santo, para así saber cómo aplicar algunas verdades Bíblicas a situaciones que no son blanco y negro. Hace poco estaba escuchando a un predicador joven compartir acerca de la cantidad de chicos, que se acercan a él después de compartir, para confesar su problema con la pornografía. Mientras él compartía esto, yo pensaba dentro de mí: “a ti te comparten su problema de pornografía por ser hombre, a mí me comparten su violación o abuso sexual por ser mujer”. Es aterrador la cantidad de chicas que han sido manoseadas o violadas por padres o padrastros, los números son incontables...incluso dentro de la iglesia. Entonces, ¿puede Dios usar a un padre abusador para hablarte? No hace falta ser un experto teólogo para saber que la respuesta sigue siendo sí. No porque todos los padres del mundo sean profetas ungidos, sino porque Dios puede hacer lo que sea y hablar a través de quien sea. Si leemos la Palabra, y nos fijamos en cada ocasión en la que Dios se comunicó con la humanidad, encontraremos que ciertamente, usó a profetas, y a grandes hombres y mujeres que tenían relaciones íntimas y estrechas con Él. Sin embargo, también usó a Saul cuando este estaba lejos del corazón del Padre y, seamos sinceros, también usó a un burro.
Poniendo a un lado el hecho de que Dios puede usar a quien quiera, es importante recordar que tengas padres increíbles o no, todos tenemos el mismo mandato. Dios nos dio una orden clara acerca de cuál debería de ser el trato hacia nuestros padres. De hecho, en la lista de los diez mandamientos, el único mandamiento que viene con una recompensa, es el de honrar a nuestros padres, recibiendo como recompensa el tener larga vida. Quizás Dios prometió una recompensa porque sabía que para algunos, esto sería más difícil que para otros. Sea por la razón que sea: en este mandamiento vemos el deseo del corazón del Padre, y es que honremos a nuestros padres terrenales, hasta “que la muerte nos separe”. ¿Cómo lo hacemos? Creo que podría escribir un libro entero acerca de este tema, pero por ahorrar tiempo y espacio, resumámoslo en tres puntos que puedes aplicar, vengas de la familia que vengas.
1. Recibe el amor que necesitas de tu Padre celestial.
a. Anhelar que el amor, la aceptación y el orgullo de un padre terrenal, satisfaga tus necesidades emocionales, te va a dejar con un vacío y una gran frustración. Antes de honrar a tus padres, buenos o malos, necesitas llenarte de la fuente inagotable del amor de nuestro Papá celestial.
2. Perdónalos y acéptalos tal como son.
a. Ya sea que hayan hecho algo horrible o que simplemente fallen de vez en cuando - ya que no son y nunca serán perfectos -, extiende perdón hacia ellos.
b. Mientras los perdonas, acéptalos. Esto no significa que te resignes a que nunca se van a convertir (si es que son inconversos), o que tengas que creer que Dios nunca va a obrar en ellos. Tampoco estoy diciendo que no ores por ellos. Lo que sí quiero decir, es que si vives deseando constantemente que sean personas diferentes, no vas a poder honrarlos por quienes son hoy. Dios no dijo “honra a tu padre y a tu madre si es que se lo merecen y son buenos padres”, simplemente dijo: “honra a tu padre y a tu madre”. Tal como son ahora mismo. Así que, piensa en sus puntos fuertes, en su personalidad, en su sentido de humor e incluso en sus flaquezas, y acepta que eso es quienes son.
3. Cubre sus fallos, expón sus virtudes y valora sus opiniones.
a. Cubrir a tus padres no significa encubrir pecado, ni tampoco mantener en secreto los actos de un padre abusador (ya sea abuso verbal, emocional o sexual). POR FAVOR: si estás recibiendo abuso ¡habla con alguien!
b. Lo que quiero decir con cubrir, es que no anuncies sus fallos. Seas un adolescente frustrado porque tu padre te quitó el teléfono por no aprobar un examen, o seas un adulto mirando hacia atrás y viendo como lo podrían haber hecho mejor, no hables de más acerca de los fallos de tus padres. Habla de sus virtudes, de las cosas buenas que heredaste y de lo que te gusta de ellos.
En mi caso, heredé creatividad y enfoque. Siempre estoy pensando en qué cosas nuevas puedo hacer, y no tengo miedo de lanzarme a un proyecto nuevo. Al igual que mi padre, mi mirada está siempre hacia el futuro, emocionada por el qué está por venir y cómo lo vamos a llevar a cabo. De mi madre heredé un amor y fascinación por las personas y una hospitalidad nata. Mi madre puede pasar horas y horas con la gente, puede salir de una reunión con cientos de personas, ir directa al hospital para sujetarle la mano a alguien y llegar a casa tarde para preparar una cena para quince, sin ningún sentimiento de cansancio ni frustración. Aunque heredé hospitalidad...¡todavía no le llego ni a los talones!
c. Valora sus opiniones ¿significa que tienes que seguir cada consejo? No, pero si puedes escuchar con una buena actitud y darles las gracias por darte su consejo.
¿Porqué nos mandó Dios que honrásemos a nuestros Padres? Porque Dios es un Dios que ama la familia. Él mismo escogió revelarse a nosotros como Padre, a través de un hijo y adoptándonos a una increíble y eterna familia.