Buscando a los tesoros de Dios

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La semana pasada tuve el privilegio de dar un seminario en Barcelona sobre el evangelismo y la sanidad. Di una pequeña charla sobre cómo orar por enfermos y una pequeña charla sobre como hablarle a la gente sobre su necesidad de un salvador y sobre la cruz, sin condenarlos.

Después oramos y nos llenamos de más de Su presencia para así salir y buscar a gente en la calle. Antes de salir, nos gusta pedirle a Dios que nos enseñe por quién orar. Algunos sintieron encontrar a gente con ciertos problemas físicos, otros vieron cosas específicas como “una señora con un bolso rojo” o “alguien con un paraguas en la mano”, etc. Un hombre que asistió al seminario, tuvo una visión del número 54. No sabía si era una matrícula de coche, el número de la casa, un logo en una camiseta…sólo sabía que tenía algo que ver con el número 54. Nos dividimos en grupos y salimos en busca de gente a la que hablarle de Cristo. Este hombre, fue con un compañero en busca de algo que tuviese que ver con el 54. Su compañero había apuntado “alguien con un problema emocional”. Después de 40 minutos sin encontrar nada, decidieron meterse en una cafetería para tomar un café.

Estaban tranquilamente hablando cuando de repente, uno de ellos dijo “¡mira el reloj! son las 5:20 (una mano del reloj señalando al 5 y la otra mano señalando al 4). Justo debajo del reloj había un grupo grande de hombres viendo un partido de fútbol en la televisión. “¿qué hacemos? hay un montón de gente…”. Decidieron orar. Después de orar, sabían con quién tenían que hablar. Uno de los hombres fue resaltado por el Espíritu Santo y ahora, sólo tenían que esperar al momento perfecto. Al poco tiempo, el hombre se puso de pie y salió a fuera, éstos le siguieron fuera y le contaron toda la historia:

– Perdona – le dijeron – hace unos minutos estábamos orando sobre con quién hablar y por quién orar y Dios nos enseñó un 54, y tú estabas justo debajo del reloj que mostraba y 5 y el 4. Dios nos dijo que nos encontraríamos con alguien que tendría problemas emocionales ¿tienes algún problema emocional?

– Sí – contestó el hombre asombrado – de hecho mi mujer me acaba de dejar y antes de ayer se murió mi abuela…

El hombre estaba totalmente asombrado. No dejó de decir “estoy temblando…no se qué decir…me estáis dejando…wow…”. Pudieron orar por él, darle su información de contacto y compartir con él el amor de Cristo.

Algo que no dejará de asombrarme nunca, mientras tenga vida, es el hecho de que nuestro Dios es tan grande, inmenso, potente y poderoso, pero se preocupa por cada persona pequeña y diminuta. Ama tanto a la gente que moviliza a Su cuerpo para ir y buscar a las ovejas perdidas, aunque sólo sea para decirles “te veo…te amo…te conozco por nombre”.

Aunque este hombre al que encontraron y ministraron, no dio su vida a Cristo (todavía), una semilla fue sembrada y regada, y el crecimiento y fruto será para gloria y honra de Su precioso nombre.

“Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas.Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos…Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones.” Salmo 33:6-15